Reseña: Monstruos de ayer y de hoy


Las precuelas nos invaden y los resultados suelen por lo general ser poco efectivos. De un tiempo para acá la creatividad en Holywood parece haberse estancado y la tendencia es recurrir a los éxitos de ayer para seguir generando billetes verdes. 

Monsters, Inc. es uno de los máximos aciertos en la historia de Pixar, fue una bocanada de aire fresco. Fue. El regreso de dos de nuestros monstruos favoritos: Mike" Wazowski y James Sullivan, hizo albergar esperanzas de que veríamos un decoroso trabajo de la compañía de la lamparita luego del fiasco que representó Cars 2. Y la verdad es que no.

Monsters University es entretenida pero apela más a la nostalgia de quienes nos divertimos horrores con Monsters, Inc. Su estructura es endeble, en parte porque esta idea de contarnos cómo estos dos tipos llegaron a convertirse en grandes amigos retoma una de las formas más añejas de los estadounidenses de ensalzar el american way of life: la universidad.

Si bien no estamos ante una parodia de Porky’s, La venganza de los nerds o demás películas ochenteras con adolescentes cachondos con ganas de pasarla bien, sí vemos este argumento repetido en donde las fraternidades y el mundo escolar se encarga de segregar y dividir a populares de fracasados, a carismáticos de penosos. Sí, eso es la universidad, y en el guión se nota un intento ansioso de alejarse de esos estereotipos pero no lo consiguen, al contrario, se adhieren a ellos.

Sin embargo, como todo buena película animada, trata de encontrar en la moraleja su punto fuerte y en este caso, esta cosa de desmenuzar la construcción de una amistad sólida entre opuestos es deliciosa, amena y plausible.


Con Monsters University a Pixar le regresó el alma, pero está muy lejos de los títulos épicos y de las historias excelsas a las que nos tuvo acostumbrados. No obstante, esta idea de poner a Wazowki como el personaje principal y hacer este juego del tipo sin miedo que no puede asustar es potente y grato.

No hay que confundirnos, el trabajo del director Dan Scalon es menor si tomamos en cuenta que los grandes nombres de Pixar lograron momentos anecdóticos con sus primeros filmes. La cinta podría considerarse la transición o el aliento que la empresa necesitaba para refrescarse y retomar las ganas de ser el gigante de la animación.

Es entendible, cuando todo se ha ganado ya siempre hay que tomarse una pausa para pensar en cómo renovarse y tomar los riesgos adecuados. La historia dentro de Monsters Univeristy es el camino que Pixar ha de seguir para no quedarse en el recuerdo y seguir produciendo grandes momentos fílmicos.

Por cierto, hasta que alguien iluminó a la gente encargada de contratar a quienes dobles las voces para la versión latinoamericana. Da miedo solo de pensar que Adal Ramones, Jordi Rosado o demás improvisados pudieran hacer de estos dos adorables monstruos. El peso “actoral” recayó en dos expertos de la comedia, instituciones en realidad en esto de hacer reír: Andrés Bustamante y Víctor Trujillo y bendito el que los reunió de nuevo para hacer la cinta más llevadera.


Las película animadas, frecuentemente relacionadas con el público infantil, tienen en su tratamiento este rigor en el desarrollo de la historia. Más bien, tenía, hasta que Pixar llegó a mostrarle al mainstream que no tiene que ser así. Empero, en esta idea del formato universitario la cinta se vuelve predecible, salvo en sus últimos 20 minutos donde Scalon y su equipo de trabajo demuestran que hay modos de agradar a todos los públicos, adolescentes incluidos.

De todo nos quedamos con el poderoso mensaje-moraleja: las cosas no siempre salen como uno quisiera. Frustra, enoja, pero solo los osados saben encontrar sus fortalezas para encausarlas hacia otros caminos sin que perdamos nuestra esencia.

Monstruosos comentarios, aterradoras vejaciones y horrorosas albricias con bienvenidas a la cuenta de Twitter @juarezsolrac.

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