(Por Carlos Juárez)
Emociona
saber que lo mejor del verano en cuestión de megaproducciones cinematográficas
lo encabeza el ingenio de un mexicano. No, no es patrioterismo, es la
afortunada realidad. Guillermo del Toro es de esos cineastas quien puede
presumir de tener un estilo, sus películas son reconocibles en donde quiera que
se presenten, porque el señor ha logrado pulir su mano para hacer películas,
muy buenas películas.
Titanes del
Pacífico es hasta ahora su juguete más elaborado, y de paso el más costoso. No
obstante la inversión económica que se nota a todas luces, el trabajo de Del
Toro está por encima de los productos que hemos visto en este verano hollywoodense,
en parte porque es un cineasta que siempre apela al recurso imaginativo
para revestir una historia y no al revés. Me explico: Del Toro no piensa
primero en los efectos visuales para luego insertarle una trama insulsa, sino
que desarrolla en principio una anécdota que valga la pena contar.
Titanes del
Pacífico no es su producto más contundente (que a mí parecer es El Laberinto
del Fauno). Es más, termina por ser la cinta más convencional de Del Toro sin
que ello merme esa técnica depurada para contar sus historias.
El filme
tiene mucho de sus anteriores producciones, en donde el monstruo está presente
pero como una amenaza que dejamos crecer, alimentamos y construimos a partir de
nuestros propios miedos e indecisiones, y por otro lado, está también la
construcción de la monstruosidad, de estos seres supuestamente malignos, que en
realidad obedecen a su propia naturaleza. Los esperpentos de Del Toro están
alejados de la maldad, funcionan como cualquier otra especie, por instinto, no
obedecen a valores morales.
En esta
ocasión hace uso de un reparto no tan conocido. A Rinko Kikuchi la vimos con
varios años menos en la Babel de Alejandro González Iñarritu (protagonizando la
más completa de las tres historias que conformaron su película), a Idris Elba
lo veremos personificar a Nelson Mandela en la película que se estrenará en
enero en México si todo sale bien, y Charlie Hunnam es la piedrita en el
zapato. Por lo general Del Toro es de los directores que eligen personalidades
fuertes para protagonizar sus historias. Hunnam, en el papel de Raleigh es
inconstante, y fuera de las secuencias de pelea, tiene un rostro similar para
todos los momentos, lejos del desempeño del resto de sus compañeros. Es más,
pudo haber sido cualquier otro rubio y es muy probable que ni siquiera se
notara diferencia.
Titanes del
Pacífico no es excelsa, es entretenimiento veraniego que sobresale porque no
existe una idea en los productos que hemos visto de desarrollar mejor las
historias que se presentan. Hay esta idea de que el público palomero es quien
abarrota las salas de cine en el verano y ellos no quieren pensar, solo quieren
ver guamazos y balas por doquier. Del Toro demuestra que no es así, y aunque la
historia tiene todos estos elementos de triunfalismo y lugares comunes de las
películas de humanos contra amenazas cualquiera, sí hay lugar para homenajes
dignos y bien construidos de las cintas kaiju de los 70 y sus derivados.
Tal vez en
el algunas partes del mundo descubran la exótica mano del mexicano para hacer de
sus universos oscuros una delicia; de este lado, las referencias a todas sus
obras se encuentran plasmadas en el desarrollo de Titanes del Pacífico, que
cabe aclarar, no es la repetición de una fórmula, como ocurre con algunos
cineastas, es un ejercicio muy detallado y conciso de estilo.
El cineasta mexicano es de aquellos que suelen ocupar ciertos
personajes y momentos para ir más allá de lo que se ve. En Titanes del Pacífico
tiene un interesante juego de esta situación con el par de pilotos que deben
conectarse en mente y emociones para comandar las acciones de los enormes
robots. Esta interacción de almas alcanza momentos profundos por ratos pero no
se acerca a la poética constante de Del Toro en productos más finos.
El final no
se sale de la media en este tipo de cintas, y la cuestión amorosa bien pudo
quedar fuera pues no tiene sentido o en vez de ello darle una mayor
profundidad, pero son pecatas minutas para una cinta que divierte, profundiza
sobre temas diversos y que muestra que el mexicano es quien encabeza al grupo
de realizadores latinos en el mercado hollywoodense.
No
encontrarán en esta cinta el trabajo más completo del oriundo de Jalisco, pero
sí tendrán varios “nergásmicos” momentos aquellos fans de la tecnología, de los
monstruos, y ¿por qué no? Todos los que en nuestra infancia o juventud vimos
decenas de veces los enfrentamientos de monstruos japoneses como Godzilla o
Mothra.
Despachamos
en la cuenta de Twitter @juarezsolrac, monstruosas dudas y airadas
reclamaciones serán bienvenidas en dicho espacio.
Pacific Rim (2013)
Director: Guillermo del Toro.
Protagonistas: Charlie Hunnam, Rinko Kikuchi, Idris Elba.
Guión: Travis Beachman.
Fotografía: Guillermo Navarro.
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